El marinado es una técnica muy conocida para darle un toque especial a la carne, se deja sumergida en una mezcla de especias, aromáticos o condimentos picantes que se impregnan en el producto y le da un nuevo sabor. Pero ¿Sabes de dónde vienen los marinados?
Como el nombre sugiere, es un término derivado del mar y aunque no existe un acuerdo a la lengua original del término sí es claro que es algo que deriva de la cultura marítima europea de los siglos XVII y XVIII. La carne se “marina” el remojarse en una mezcla salada y ácida, dándole más sabor y suavizándola.
Justo, la característica ácida del marinado es lo que ayuda a suavizar la carne, al romper algunos de los enlaces entre proteínas en la carne. En la antigüedad y hoy, se han utilizado gran variedad de marinadores como el jugo de los cítricos, vino, vinagre e incluso yogurt. En el caso particular del pollo la regla de dedo es no dejarla marinar por más de una hora para que no pierda su consistencia.
Curiosamente la palabra es mucho más joven que el concepto ya que se tiene evidencia del uso de esta técnica desde tiempos del antiguo Egipto y la Roma del siglo XIV, donde el marinado era parte central de muchos guisos o como acompañamiento, mezclando hierbas, aceite de oliva y vinagre balsámico. También en México hay registros de que nuestros antepasados utilizaban una pasta de papaya para suavizar la carne.
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